[Review 448]: Las semillas del Madomus – Bel Carrasco

Sinopsis

Una tribu de monstruos, mutantes y caníbales, habitantes de la ciénaga.

Una hermandad de piratas de agua dulce dedicados a traficar con niños como juguetes sexuales.

Una compañía de cómicos y saltimbanquis que recorre el gran lago a bordo de una goleta pintada de rosa.

Son algunos de los enemigos y aliados que encuentra Hanna a lo largo del viaje que emprende a través de la isla de Ylliria en busca de sus orígenes, acompañada de Bufo, el chico sapo y otros huérfanos como ella.

Cuando cree que está a punto de lograr su objetivo cae en las manos de la tiránica Reina Delys y comienza la etapa más dura de su periplo hasta que, tras muchas aventuras, amores y peripecias, descubre cuál es su verdadera naturaleza y su destino: Encontrar las semillas del Madomus.

Ficha Técnica

Datos
Editorial: Versátil
Sello: Versátil Fantasía
Fecha Publicación: 04/2014
ISBN/ASIN: 9788494120534
Páginas: 350

Cubierta: Tapa blanda con solapas
Precio: 17.50 €
Ebook: 4.94 €
Primeras páginas: AQUÍ

Autora:

Bel Carrasco (Valencia, 1952) es periodista cultural. Ha trabajado en El País y diversos medios valencianos. Desde hace 15 años es colaboradora de El Mundo Valencia en temas de Cultura y como articulista.

Escribe el blog Zoocity en la edición digital (www.elmundo.es/blogs/elmundo/zoocity/).

Ha publicado la novela El relojero de Real (Atlantis), una historia de misterio ambientada en un pequeño pueblo valenciano.

Hace años que su mente maquina historias; las imagina antes de dormir o durante sus frecuentes insomnios, como terapia para no obsesionarse con los problemas reales. Bel confiesa que, a sus cincuenta y muchos años, ya era hora de devolver una micromilésima parte de las toneladas de ficción que ha ido consumiendo desde su más tierna infancia. Con Las semillas del Madomus, lo ha hecho por la puerta grande.

Opinión Personal

Esta es una de esas historias que con la sinopsis en mano promete mucho y una vez leída se queda corta. No es que no me haya gustado, la historia es bonita, la idea es original y los personajes se hacen querer. Pero no convence.

La idea de una especia de viaje iniciático para Hanna, en busca de sus raíces y de las famosas semillas del Madomus, que es lo que promete la sinopsis, va bien hasta más o menos la mitad del libro. Cuando descubres que lo de buscar sus orígenes empieza a revelarse pero lo de las semillas se queda “aparcado”.

Y luego, cerca de cien páginas antes del final del libro todo se acelera, se resuelve casi sin conflicto alguno, se dan respuesta a todas las interrogantes que han ido surgiendo a lo largo de la aventura y se acaba el libro. Así. Sin más.

Hanna me gusta como protagonista. Comienza siendo una niña más o menos inocentona, que no sabe mucho del mundo que la rodea ni de su familia y que de repente se ve obligada a huir y a descubrir cuáles han sido sus raíces si quiere sobrevivir. La veremos madurar, aprender de las experiencias que le van surgiendo. La vemos “crecer”.

Cuando leas estas palabras mi espíritu vagará por el valle de las sombras, la lóbrega región sumida en la penumbra que separa el mundo de los vivos del mundo de los muertos. Saber que tus ojos recorren estas líneas, que tus manos sostienen el mensaje al que consagré mis últimas fuerzas, me da ánimos para seguir el camino y encontrar el descanso que ansío en este lugar al que he sido convocada, al otro lado del lago de lágrimas.

Acompañada por tres amigos, a los que va dejando por el camino, o ellas la van dejando a ella, vive unas cuantas aventuras, conoce a personajes de lo más interesantes y extravagantes y termina en los calabozos de la reina malvada. Y hasta aquí la historia es muy entretenida e interesante, pero luego, no sé por qué, todo se acelera a velocidad vertiginosa.

Todas las situaciones que se van dando a lo largo del libro quedan firmemente explicadas y todas los nudos con su pertinente desenlace. Pero todo sucede tan deprisa que no se disfruta. Es como una enumeración más que la narración de una historia. Eso sí, todo queda atado y bien atado. Pero sin emoción.

Además, la famosa búsqueda del Madomus, se queda casi en un encontronazo con él. Vamos que casi sin querer lo encuentra, y encima sin esfuerzo ninguno por parte de nuestra protagonista. Fue bastante desalentador.

—¡Qué estúpido e insensato es hacer planes cuando somos juguetes del destino, al albur del azar y el capricho de los antojadizos dioses! —Peroraba Martín, ceñudo—. Coqueteaba yo con la idea de jubilarme sin dejar por ello de ser fiel a mi profesión. Y ahora, mira tú por dónde, no tendré más remedio que colgar las máscaras y ser a la fuerza yo mismo. Quieran los dioses que pueda encontrarme con ese que fue antaño Martín Sinhuesos. ¡Si es que queda todavía algo de él, por las furias de Tronante!

En cambio el mundo creado por la autora me ha parecido fantástico. La mitología de mátrices, belices y dreidas me encantó, me pareció sumamente original la forma de enlazar las tradiciones de sociedades matriarcales con la fantasía. Pero a la vez le da un toque cruel, realista, con la aparición de los instintos más bajos de la humanidad, con pasiones y con traiciones, muy parecido a nuestra realidad actual, la verdad.

Otra cosa que me sorprendió, y para bien, es la cantidad de veces que he tenido que recurrir al diccionario durante la lectura. Me ha hecho sentir realmente humilde. La autor utiliza términos que jamás había visto y que encajan a la perfección en lo narrado en ese momento. Una riqueza de vocabulario realmente excepcional y que choca casi de frente con la inclusión de terminología bastante cruda y, a veces, incluso un poco basta.

En conclusión, una historia bonita, con un mundo fantástico original y una mitología preciosa, con una protagonista muy agradable la mayoría del tiempo y un lenguaje exquisito la mayoría del tiempo. Sin embargo el final resulta abrupto, demasiado rápido y, a pesar de no dejar ninguna laguna, se te hace insuficiente. Hubiera necesitado… algo más… no sé muy bien qué…